Laporta idea un Barça para turistas adinerados en el exilio en Montjuic
Dentro de la maltrecha situación económica que atraviesa, el FC Barcelona se ha tomado la temporada de exilio a Montjuic como un reto en sí mismo con un claro objetivo: minimizar unas pérdidas que sabe que alcanzarán decenas de millones de euros. Su borrador original, anunciado en enero, calculaba 93 millones de agujero, pero la última revisión del plan de mudanza lo rebaja hasta 55 millones. ¿La fórmula mágica? Convertir el Estadio Olímpico Lluís Companys en una atracción para turistas adinerados.
Así se desprende del nuevo reparto de localidades de su estadio que ha ideado el Barcelona. Lógicamente, los socios con abono de temporada gastan mucho menos dinero en acceder al estadio los días de partido que los turistas ocasionales, dispuestos a realizar un gran desembolso por una experiencia que a menudo es única en la vida. Un caladero muy jugoso en el que Laporta ha metido la caña de pescar hasta el fondo.
La tarta del Camp Nou está actualmente repartida de la siguiente manera: de las 94.000 localidades disponibles, 83.500 están copadas por sus abonados y las otras 10.500 salen a la venta en cada partido. Al menos inicialmente. Es decir, nueve de cada diez localidades son para los socios y solo una puede ir a parar a las manos de un turista. La forma de aumentar la recaudación obliga a modificar ese reparto, haciendo que un gran trozo de la tarta pase de las manos de los abonados a los de los turistas.
Dicho y hecho. La capacidad de Montjuic durante la temporada 2023-24 será de 49.472 localidades y el reparto será el siguiente: 27.385 para pases de temporada de los socios -desaparece el concepto de abonado- y 22.087 para venta de entradas. Es decir, el 45% por ciento de los tickets para cada partido estarán en manos de aficionados ocasionales y turistas. Doblar las entradas disponibles en un aforo reducido a la mitad, esa es la jugada maestra ideada por Laporta para sanear las arcas a costa de sus socios.
Un éxodo complicado
Y no es el único golpe de la junta a su afición con este traslado a Montjuic, ya que los pases para la temporada 2023-24 han subido un 35%, pasando a costar hasta 1.738 euros. Ver cada partido en Montjuic le costará al socio del Barcelona en torno a 35 euros de media. Sin embargo, esa cantidad media se dispararía, llegando a triplicarse, en el caso de las entradas para turistas.
Hay otros factores que declinan la balanza a favor del turista en detrimento del socio culé: la dificultad para llegar en coche a Montjuic, donde las plazas de aparcamiento se reducen drásticamente respecto al Camp Nou; la desaparición del programa Asiento libre, el pasaporte infantil y los pases para las peñas; o los 7,3 millones que la ciudad de Barcelona ha obtenido de los fondos europeos Next Generation para mejorar la zona de Montjuic y atraer a nuevos turistas a esa zona, una inversión pensada para desahogar el congestionado centro de la ciudad. Es decir, un puzle donde todas las piezas encajan a la perfección… salvo para el socio.
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